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Las mamás que hacen brillar el diamante

  • En la opinión de Chelsea Guzmán

“Cuando eres una madre, nunca estás sola en tus pensamientos. Una madre siempre piensa dos veces, una por sí misma y otra por su niño”. Sophia Loren

Llegó el viernes y cayó en pleno 10 de mayo, día que se acostumbra para celebrar a mamá pero que sabemos que dicha celebración debería ser el año entero.

Hoy quise dedicar esta columna y que conocieran un poquito más de las mamás que están detrás de los peloteros que día con día vemos en los diamantes de la Liga Mexicana de Béisbol y también para aquellas mamás que siguen empujando a sus hijos a no desanimarse porque este año no tuvieron la posibilidad de jugar LMB.

Como siempre, me tome el atrevimiento de contactar a tres madres que hacen el papel de mamá, amiga y confidente; y es que a mí me sigue llenando de emoción ver cuando los jugadores tienen a sus familias ahí en las gradas o sus papás (sí, porque también los papás la sufren) y hacen el viaje a donde sea por ver a sus hijos.

Guille, Martha y María son esas tres mujeres que muy amablemente me respondieron unas preguntas que les hice, porque siempre pienso “qué difícil tuvo que ser para el pelotero irse tan pequeño de casa” pero más difícil tuvo que ser para las mamás ver a sus cachorros ir pero con esa mezcla de sentimientos encontrados porque es para perseguir sus sueños.

“Honestamente yo nunca me detuve a pensar que él decidiría dedicarse a esto pues, sólo era un estilo de vida familiar” es lo que me respondió la señora Guille Villaescusa sobre Armando Aguilar, su hijo, un muchacho zurdo que puede jugar 1B, y es que particularmente le hice a ella también las preguntas porque me tocó conocerla cuando estuve en Pericos, ella siempre estaba conectada o buscando la forma de mantenerse atenta al juego.

También tenemos la otra cara de la moneda, con las mamás que en inicio no veían a sus retoños en este mundo, y es que Martha Sánchez, mamá de Francisco Lugo me decía: “Yo no quería, Chelsea, yo no quería que mi hijo fuese pelotero pero un día, cuando él tenía como 10 años me dijo muy seguro que él iba a ser jugador de beisbol profesional y es que cuando yo lo veía tan dedicado, lo fui aceptando”.

Y por otro lado tenemos a María Romero, mamá de Randy Romero, que desde un inicio aún con temor dijo “va”: “Estaba preocupada, no sabía cómo se iba a desenvolver y sacarlo con tan solo 15 años de la escuela para que fue a la Academia en Monterrey, pero entendí que si yo no lo apoyaba, él no podía alcanzar sus sueños”

Creo que las tres comparten en cierta forma ese temor que existió en un inicio, la incertidumbre del “¿qué pasará?” Pero que con todo y todo, decidieron soltar lo que más aman para que ellos persiguieran su sueño, y es que por ahí escuchamos que las mamás se sacrifican enormemente por sus hijos, y eso me llevó a mi segunda pregunta con ellas tres, “¿cuáles son los sacrificios más grandes que ha hecho durante todo este tiempo para que él alcanzara su sueño?”. Y me llamó la atención que dijeran cosas relacionadas a la enfermedad, la señora Guille me decía “no poder estar allí en las gradas siempre, a pesar de que cuando estaba en Pericos fui como a 20 series, porque siempre estuve en cada turno con él, eso me ha costado mucho junto cuando pasa por alguna lesión o enfermedad y estamos separados sufro bastante”. No puedo imaginar la sensación de desesperación de no poder hacer nada y saber que quien más amas está sufriendo y tu como mamá estás lejos, y es que en el caso de la señora Martha fue así: “desprenderme de él (de Lugo), hubo momentos donde el enfermaba y estando tan lejos y yo sin poder hacer nada, porque pensaba que él no tenía necesidad de estar batallando”.

Creo que conforme el tiempo ha pasado, ellas han ido acostumbrándose a la idea de tenerlos lejos, de no poder estar siempre físicamente allí pero que hacen lo imposible por no dejarlos solos en ningún momento, y es ahí donde me entró la duda de “¿usted que papel piensa que ha jugado en la vida de su hijo?” Y con ello la señora Guille me decía: “Desde que los tuve, le he pedido a Dios que me permita ser la madre que ellos necesitan. Encontrar el equilibrio entre los encantos y desencantos de la pelota, he aprendido a interpretar los silencios para poder después hacerle saber a Armando que “aquí estoy siempre” y que lo más anhelo es que él no olvide de lo que es capaz”.

Y con ello también María Romero me contaba: “he sido mamá, papá, porrista, coach, manager, chofer, cocinera, enfermera, de todo, pero se ha vivido de un modo extraordinario, que sí a mi me dijeran que sí lo volvería a vivir, a ojos cerrados diría que sí”. Y es así, todas ellas siendo ese pilar tan importante, luchando a la par de sus pequeños para alcanzar sus sueños, para que los malos ratos solo queden en eso, en un amargo trago.

Y por último, por lo reciente del tema, quise saber cómo manejaban ellas el leer en redes o incluso, escuchar en las gradas cuando los fanáticos les dicen hasta de lo que van a morir, y en el caso de la señora Martha me dijo que ella prefería no ver redes, mientras que la señora María nos contó: “me limito a no responder, no me corresponde, porque confío en el talento de Randy, los comentarios malos van y vienen, las críticas constructivas le ayudan a crecer pero con los insultos, por respeto no digo nada, aunque a veces me quede con las ganas de responder”.
La otra cara de la moneda nos muestra que la señora Guille nos dice: “Armando ha sido bien tratado por la afición pero, esos fans a veces son crueles, y cuando leo cosas fuertes, sufro, he sido testigo de cómo luego en los estadios identifican a la familia del jugador y se meten con ellos, es inevitable que no me duela cuando leo hasta maldiciones para ellos; pero cuando un día leí que a Armando le decían que era displicente, ahí entendí que no yo podía permitir que eso me afectara porque no era verdad, porque a veces no tiene idea de las barbaridades que opinan”.

Las mamás no sólo de los peloteros sino de todos en general, creo que tienen esa característica, arroparnos en nuestros momentos más difíciles y hacernos sentir que todo estará bien eventualmente, que juegan uno de los papeles más importantes de nuestras vidas y muchas veces están por allí calladitas solo observándonos con amor, y que como cualquier madre haría lo que fuera por nosotros.

Ojalá y Diosito quiera que nos sean eternas nuestras mamás.

AGRADECIMIENTOS

A la señora Guille Villaescusa, Martha Sánchez y María Romero por haber respondido mis preguntas tan amablemente y darme la oportunidad de plasmar sus palabras aquí.