atrás

La vida cómo el beisbol

  • En la opinión de Chelsea Guzmán

“El béisbol se trata de superar obstáculos y derrotar adversidades. Eso es lo que lo hace grande.” Mickey Mantle.

Curiosamente estoy escribiendo mi columna trece, que como saben, este es un número asociado a las cábalas, misticismo y suerte, y esto último pareciera que fue lo que ocurrió el jueves ante los Leones en el momento que los ampáyers revisaban el roster previo a que Juan Pablo Oramas hiciera su primera aparición de la temporada 2024.

¿Vale la pena echar culpas de lo ocurrido el día de ayer? No. Ya pasó y nada va a revertir el hecho de qué el tabasqueño no pudiera lanzar.

Pero, sí ustedes quisieran buscar un responsable, somos todos dentro de la organización, es una realidad que JP Oramas sí estaba activo ante la liga y ante los papeles que varios de nosotros sosteníamos, excepto, la cuarteta que estaba en el terreno lista para impartir justicia.

Lo que les puedo decir es que el pitcher tabasqueño, fuera de micrófono me dijo que se encontraba tranquilo, que agradeció al público que fue con la intención de verlo pichar y listo, que posiblemente el sábado haría su presentación.

Caso muy similar a lo que ocurrió en la reciente Serie Del Caribe en Miami, dónde los Naranjeros no pudieron usar a Luis Márquez y tuvieron que traer a Jake Sánchez ante Panamá, sólo que allá aseguraban los panameños que Márquez no aparecía en la hoja de cortesía que se les había entregado previo al juego, que bueno, a mi gusto no tuvo que haber afectado pero terminó pasando factura al traer a alguien que por obvias razones no estaba listo para lanzar.

Aquí no hay teorías conspirativas ni tampoco hay una agenda oculta, fue un error y listo, situación que hizo enojar a varios pero que pasa más de lo que uno pudiera creer. En 2021 ocurrió con Luis Escobar y no por eso significa que no se le quisiera ver lanzar.

Y parte de esos errores y de este cabalístico número de mi columna, viene a mi mente ese par de errores que nos costaron el juego del día miércoles una carrera a cero, Josh Fuentes se ponchaba ante un lanzamiento descontrolado y el catcher lanzó mal a primera lo que le permitía al corredor avanzar por las colchonetas, para que mientras Fuentes volaba en los senderos, el patrullero del jardín derecho recuperaba a doña blanca y también lanzaba mal y eso abrió la puerta a que el antesalista melenudo anotara la única carrera del juego. Es cierto, nunca en la vida me había tocado mirar algo así, pero…. Sí pasa.

Eso me recuerda en 2021 que fue el año donde han habido más juegos sin hit ni carrera se han lanzado con un total de nueve, pero del encuentro que yo quiero hablar es en específico el que lanzó John Means para Baltimore ante Seattle, porque realmente Means en aquella joven tercera entrada no se imaginaba que iba a conseguir tal hazaña, y menos que Haggerty (Mariners) llegaría a la primera colchoneta producto de un ponche, y es que en conteo de una bola y dos strikes, vendría un wild pitch donde el bateador abanicó pero se le escaparía al receptor y esto valdría para que la posibilidad más adelante de un perfecto se viera frustrada, ya que después de eso, ni una base por bola otorgó y ni un solo error se cometió.

La vida como el béisbol, llena de secretos, oportunidades y momentos extraños que nos dejan con cara a lo María Félix levantando una sola ceja.

En este mundo de las 108 costuras, todo, absolutamente todo es posible, hasta aquello que crees que no puede ocurrir, y tal como se dice en la película de Bull Durham (que por cierto, la recomiendo ampliamente): “A veces se gana, a veces se pierde y a veces llueve”, y en este caso nos ha tocado que nos llueva, pero todo irá tomando su rumbo, ya lo verán.