Se nos adelantó la temporada. Es lo que pienso cuando veo a las Olmecas hacer sus entrenamientos, asistir a la cita con los medios y conocer a los aficionados que ya están acostumbrados a chocar el puño o palmear los hombros de los jugadores habituales. Evidentemente, ha sido diferente pero no difícil (a como muchos aún lo piensan) que una mujer llegue con su maleta al hombro por primera vez a los terrenos habituales de la Liga Mexicana de Beisbol.
Desde que tuve la oportunidad de ir al try out, supe que esto se pondría bueno. Mujeres que son hijas, hermanas, madres, estudiantes y profesionistas llegaron como jugadoras para demostrar que querían ser, por primera vez, parte de la Liga Mexicana de Softbol. Platicar con ellas era realmente entender la brecha de la que se habla, de ese “techo de cristal” que ya empieza a bretarse por lo menos en nuestra cancha, o mejor dicho en nuestro diamante.
Este jueves, cantamos la voz de play ball en tres estadios para celebrar a seis equipos que apostaron por la unidad, oportunidad y la equidad. Las jugadoras, cuerpo técnico y personal administrativo esperamos como coloquialmente se dice como “agua de mayo” el inicio de la temporada de softbol femenil porque hemos visto lo que han hecho en pretemporada y nos impresiona la esperanza, la fuerza y la hermandad con la que han salido a sus juegos de preparación. El espectáculo deportivo está garantizado.
Claro que la búsqueda del campeonato es importante. No habría competencia sin recompensa. Pero en estos 24 juegos que tendremos las Olmecas como parte del rol regular, entre estadísticas y pizarras, nos toca entender un nuevo juego que esperamos llegue para quedarse y que las niñas que nos visiten en el estadio puedan creer en un sueño posible. Que la afición que está acostumbrada a aplaudir en la loma a un Yoennis Yera, también le de la bienvenida a Anisley López, lanzadora cubana. Que así como nos sentimos orgullosos de tener a un tabasqueño en el equipo que ha tenido grandes salidas en verano y en invierno como Juan Pablo Oramas, también sintamos esa emoción local en el cuerpo por Karen Ávalos, pitcher proveniente del municipio de Paraíso.
Luisa Hernández maneja a un equipo de chingonas. Deportivamente hablando, la manager ha sabido llevar este deporte por todo lo alto, y en la ofensiva y defensiva hay experiencia y poder. Olmecas sigue escribiendo su historia anticipadamente gracias a ellas y el día jueves llegará para demostrar que estamos a 60 pies de la registradora con ustedes.