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Colosio, con hambre y sed de beisbol

  • En la opinión de María Fernanda Ávalos

“En la época cuando iba a entrar Luis Donaldo Colosio (a la presidencia de México), a él le encantaba el beisbol y había la posibilidad de hacer un buen estadio con grandes aportaciones del gobierno del DF, del Gobierno Federal y nosotros en la parte empresarial.”

Alfredo Harp Helú

A los mexicanos siempre nos quedará la duda de cómo hubiera sido el país teniendo a Luis Donaldo Colosio Murrieta como Presidente de México. Están por cumplirse 30 años del capítulo criminal que nunca se ha podido terminar de escribir en la historia política del país, donde en su autoría resurgen los nombres de hombres que sentados en el dogout del príismo, veían su nombre en el roster con la esperanza de ser “el bateador designado”.

Pero esta analogía no dista mucho de la realidad. A Luis Donaldo Colosio le gustaba el beisbol y fiel al equipo de su lugar de nacimiento, Naranjeros de Hermosillo, su afición por este deporte se hizo una práctica en su vida y mostró fuerza a la ofensiva y destreza a la defensiva, que bien supo combinar ambas en el discurso non grato para algunos del seis de marzo del 94’.

La foto que aparece al inicio, calculo por la fecha en que Colosio cursaba la Maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de Pennsylvania que es de 1975 (por ahí) con el madero esperando la bola, confirma lo que Don Alfredo Harp Helú declaró justamente en marzo pero de 2019 para el portal Puro Beisbol al preguntarle si antes de que fuera parte de la sociedad de los Padres de San Diego no había buscado adquirir un equipo de la Gran Carpa. La respuesta, es la frase con la que inicia este texto de opinión política-beisbolera. Pero la muerte de Colosio en 1994 desató la crisis nacional que impediría que el sueño de traer un equipo de grandes ligas se concretara, y quedó allí, en el sueño de muchos.

La pasión que tenía Colosio por el rey de los deportes fue también algo que heredaría su hijo Luis Donaldo Colosio Riojas (así como años más tarde también heredaría el gusto por la política). La serie de Netflix “Historia de un crimen: Colosio” (que califico de forma muy personal como una joya a la defensiva) muestra al candidato presidencial de ese 1994 (personificado por el actor Jorge Jiménez) en una escena familiar saludando a su hijo, quien vestido como beisbolista de los “Búhos” recibía clases de beisbol por las tardes.

En otra parte de esta historia, con el jersey de Naranjeros de Hermosillo y la gorra de los Astros de Houston, Colosio en su habitual práctica de bateo, es interrumpido por Raúl Salinas  de Gortari, quien viéndolo primero como beisbolista en el círculo de espera, entra en escena para llevarle a la vieja usanza, la lista de aportaciones económicas para la compra de votos. ¡Señor umpire, esa jugada fue out en home!

Pero más allá de esa ficción-real (más real que ficción) ¿qué hubiese sido de ese México con hambre y con sed de justicia, de los ciudadanos que merecían mejores servicios y gobiernos que les cumplieran, de un México de mujeres que aún no contaban con las oportunidades que les pertenecían?

Y si les queda duda de la historia del Colosio beisbolista, como dato curioso, en 2019, se subastaron 600 objetos pertenecientes a los hoy desaparecidos Luis Donaldo Colosio y Diana Laura Riojas para obtener ingresos para fundaciones dedicadas a apoyar a personas que luchan contra el cáncer, como luchó también la señora Diana Laura Riojas desde antes de saber que Colosio competiría para las elecciones del ‘94 y que en ese mismo año, pero en noviembre, le quitaría la vida. Dentro de la puja, una fotografía inédita en blanco y negro del candidato como pitcher de 40×50 cm se ofertaba por mínimo dos mil pesos y su guante y pelota se subastaban por máximo dos mil quinientos pesos.

Acorde a los tiempos del trópico húmedo político tabasqueño, porque recuerden que como dijera el extinto IFE “se los dijeeeee” ya en una columna pasada, Tabasco es político y pelotero así que en tiempo de campañas y de beisbol, vámonos a ver el juego desde las gradas, se vale agregar un “Yo veo a una afición con hambre y sed de campeonato”.

Y no se me confundan si es que el recuento de los años (y daños) los hace dudar, esta columna es nada más para recordar, que a 30 años, queda mucho por declarar.

AGRADECIMIENTOS

De forma respetuosa, agradezco a esa parte de la historia de México, que no llegó a ser histórica a como muchos pensaban, por dejarme aprender de ella y al beisbol, por unirse esta vez y dejarme escribir desde un rompecabezas de la faceta de unos de los políticos que más presente está aún después de su muerte.

Al inge Félix por contarme la anécdota de cómo se anunció la muerte de Colosio en el estadio durante un juego, cuando dudé escribir esta columna.

A Natalia, mi “TommyPickles, quien siempre tiene algo nuevo que enseñarme del caso Colosio, que sabía que no podía dejar pasar este tema y que lo iba a revolver como esquite para darles beis y política a la vez ¡Feliz cumpleaños Nats!