- En la opinión de María Fernanda Ávalos
“Para mí, ganar no es algo que sucede de repente en el campo cuando suena el silbato y la multitud grita. Ganar es algo que se desarrolla física y mentalmente todos los días que entrenas y todas las noches que sueñas.”
Emmitt Smith”
“Tiempo de vals que baila el campeón
cruzando el travesaño con un viejo balón
Con tres pasos de baile y a tiro de gol
Es tiempo del campeón”
Que me perdone Chayanne por cambiarle la letra a su canción pero llegó la quince y el americanismo tomó protagonismo de los titulares, valseando una vez más el campeonato en el centro de la pista del Azteca. Con gol anulado al conjunto cruzazulino y penal marcado para los de Coapa al minuto 71 tras la barrida de Carlos Rotondi a Israel Reyes, el bicampeonato azulcrema llegó, con la ya acostumbrada polémica arbitral que es como una leyenda urbana mexicana más en cada título.
Henry Martin cobró el penal y desde ese minuto en donde el esférico engañó a Kevin Mier portero de los cementeros, ya se cantaba el himno americanista con la estrofa “América, ¡Águilas! América, ¡a ganar! No te detengas, tú serás el campeón” y así fue, lograron el campeonato del Clausura 2024.
Pero las Águilas es un equipo que siempre tiene la presión de ganar, mucho antes del silbatazo inicial y durante el partido, las voces del periodismo deportivo se hicieron de evidentes diferencias y enérgicos debates en donde para mí, David Faitelson y José Ramón Fernández fueron a la caza del ave y le cortaron la cabeza.
Y sé que algunos de los que empezaron a leer esta columna la cerraron desde que leyeron la palabra americanismo y los que siguen leyendo están buscando el porqué no están las palabras diamante, hit, beisbolistas u Olmecas, pero quiero analizar más allá del juego, el poder que tiene el América socialmente hablando y como puede mantenerse en la conversación pública a través de títulos o polémicas en los casi 108 años de vida. Claro, es de los equipos más populares del fútbol mexicano y la rivalidad encarnizada que jamás será destronada con las Chivas Rayadas del Guadalajara es mercadológicamente un éxito. Las campañas asociadas a su nombre, que en gran medida también son de la mano de Grupo Televisa por obvias razones, han llevado al equipo a encontrar el ángulo para anotarse una palomita en fomento a la ayuda social. Parte del éxito de su campaña “No solo somos grandes. Somos grandes de corazón.” fue el movimiento a la responsabilidad social del club, involucrando a jugadores para disfrazarse de superhéroes y visitar hospitales, realizar donaciones e involucrando a las tribunas portando el uniforme del club, pero en 2023 el proyecto “Nuestras Alas” saltó a la cancha involucrando cuatro pilares fundamentales: la educación, la inclusión, el medio ambiente y la salud atendiendo a la infancia mexicana y estadunidense.
En el tema de educación, las “Becas Águila” busca el combate a la deserción escolar de los niños y niñas especialmente en zonas rurales y en salud, el programa “Vista del Águila” apoya a niñas, niños y adolescentes con exámenes de la vista y entrega de lentes. En el tema de inclusión, se crearon los “nidos especiales” donde las personas con debilidad visual integran un equipo de fútbol y se realizan torneos con equipos de la misma condición. ¿Cuál es la figura del América? El Águila y el club sabe que debía involucrarse en la planeación y acción de una propuesta para la conservación del Águila Real y durante los juegos, al volar el ave, se emiten mensajes de la protección a la fauna. El equipo devuelve a su afición para justamente ser un solo equipo.
Soy Americanista. Sí, con mayúscula como se escribe un nombre y como se escribe una nación. La frase “águila desde la cuna” me queda al dedillo y cuando llegaba el periódico a la casa, buscaba la sección de deportes para ver a un Cuauhtémoc Blanco, a un Salvador Cabañas, a un Paul Aguilar, a un Memo Ochoa celebrar un partido ganado y nombres me faltan y también nombres se agregan como Álvaro Fidalgo, Kevin Álvarez, Brian Rodríguez, Luis Malagón entre otros más elementos agregados a la historia.
Un equipo se hace de sus triunfos, derrotas, jugadores, gente que está fuera de la cancha y patrocinadores que a su vez, deben empalmarse con direcciones, movimientos, comunicaciones, decisiones y acciones que elevan el valor, la rentabilidad, la conversación y la elección del aficionado al decir “Yo le voy a este equipo”.
El club América entre celebraciones y observaciones, seguirá con su filosofía de confianza en el equipo, a aceptar los fracasos y no tener más opción que ganar el título que sigue.
AGRADECIMIENTOS
A mis tíos Lázaro y Manuel, que me inculcaron el amor a este equipo y me explicaban quienes eran los jugadores, las jugadas y la pasión que se le debe poner al juego.
A uno de mis vecinos, que siempre que pasaba por mi casa me gritaba “Cruz Azuuuuuul” y sin saber hablar bien a mis tres años le contestaba “Amé-i-ca” ahí supe lo que era la rivalidad del Clásico Joven.
A mis clases de futbol en la prepa, que me llevaron a ver el “Clásico de la Obsesión” en el Estadio Azul y al América contra Monarcas en el Azteca.
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